Entre 2001 y 2014 se han creado 14 universidades de capital privado en España, con una clara vocación de cumplimiento del Plan Bolonia. Esta reforma universitaria, en teoría, prima la formación que buscan los mercados laborales.
Alicia Montes estudiaba el grado de Ingeniería Mecánica en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) hasta que en el curso 2012-2013 decidió cambiarse a la Universidad Católica de Ávila, privada, porque echando cuentas, con la subida de las tasas, vio que le compensaba. «A nivel de precios, salía parecido, porque en la UNED los libros son muy caros y las matrículas se estaban multiplicando por dos y por tres. Yo estoy trabajando y estudiando a la vez y es normal que vaya a segunda o tercera convocatoria, por lo que el precio subía mucho. A eso tenía que sumar el coste de los libros. Ahora pago lo mismo por convocatoria, los manuales están incluidos y los profesores están más pendientes de mí», relata.
En el curso 2012-2013 el precio medio del crédito matriculado por primera vez en grado se situó en 17,9 euros, lo que supuso un aumento de un 16,7% en solo un año. En el curso 2013-2014 los precios públicos aumentaron nuevamente y en los estudios de grado el crédito subió otro 2,9% más de media, quedándose la media en 18,42 euros por crédito.
Como Alicia, otros estudiantes han optado en los últimos años por una universidad privada para estudiar un grado. Durante el curso 2012-2013 las privadas incrementaron su alumnado en más de un 23% con respecto al curso 2005-2006, mientras que las universidades públicas bajaron casi un 2% (1,93%) en el mismo periodo. Los motivos de este crecimiento a favor de las privadas, además de la subida de las tasas, son variados, ya que también ha tenido que ver la entrada en vigor del Plan Bolonia y la creación de nuevas universidades de capital privado que, estructuradas bajo los presupuestos académicos 'bolonianos', suponen mayor oferta y competencia.
A distancia, para compaginar el trabajo
En concreto, desde el año 2001 se han creado 14 universidades privadas. Es decir, prácticamente una universidad por año. De las nuevas, cuatro son universidades privadas no presenciales, de manera que en el curso 2013-2014 imparten docencia oficial seis universidades a distancia. Una de estas es la UNIR, la Universidad Internacional de la Rioja, que nació en el año 2009 con 900 alumnos y que actualmente tiene matriculados 18.000. «El ámbito que más ha crecido desde que nació ha sido el de Ciencias Jurídicas y Sociales (Comunicación, Curso Puente de ADE, Curso Puente de Trabajo Social y Criminología, principalmente). Pero en cuestión de volumen, Educación es el grado que más alumnos recibe cada año», cuentan desde la propia administración de la universidad.
Tamara Cabezas escogió precisamente la UNIR —por su modalidad a distancia y semipresencial— para realizar el curso puente de Trabajo Social y poder combinar los estudios con su trabajo dentro de una ONG. «Sin duda, que pudiera compaginarlo con mi trabajo fue un factor clave en mi elección, porque con el Plan Bolonia es necesario asistir a clase, y para alguien que trabaja se hace muy complicado. También influyó que quería estudiar en una universidad diferente para tener otro enfoque», explica.
Pero no todo es auge en las universidades privadas. Después de alcanzar durante el curso 2011-2012 su máximo de alumnos, han experimentado un descenso durante el curso 2012- 2013, curso en el que, por primera vez, ambos modelos pierden alumnos. La universidad pública perdió un 4,5% de matriculados con respecto al curso anterior, y la privada, un 3,84%.
Demasiados egresados
«No sé por qué hay más alumnos que escogen la privada», comenta Alejandro Baldominos Gómez, estudiante de la Universidad Carlos III de Madrid. «Creo que podría ser porque presentan altos índices de empleabilidad o porque en algunos casos ofrecen formación más específica, y eso se ve como una inversión. Quizás se tenga la impresión de que la pública genera demasiados egresados, y que hay que estudiar en una privada para poder diferenciarse». En su caso, Alejandro escogió una pública porque le interesaba una opción generalista del grado que iba a estudiar (Ingeniería Informática) y no creía que una privada pudiera ofrecerle más: «Cuando empecé a estudiar, además, la matrícula anual era inferior a 1.000 euros, así que la diferencia económica era importante», apunta.
«En su conjunto, las universidades privadas, y particularmente las de más prestigio, están acusando también problemas debido a las dificultades de pagar tasas más altas que en las públicas. Pero si las matriculaciones en otras universidades están aumentando se deberá a otras razones que no tienen que ver con los precio», afirma Manuel López Pérez, rector de la Universidad de Zaragoza y presidente de la CRUE (Conferencia de Rectores de Universidades Españolas). Para él, el sistema universitario público español ha respondido, en su conjunto, de una forma eficaz a un incremento de la demanda universitaria de las últimas décadas, con un servicio que se reconoce socialmente y que ha producido una tasa de formación superior en las generaciones jóvenes equivalente en cantidad y calidad al mejor nivel europeo.
Manuel Fernández, profesor de estrategia en la Universidad Europea de Madrid y director de su Centro de Excelencia en Investigación, piensa, por su parte, que «la privada está orientada al estudiante ya que lo ve como cliente. Sin embargo, dispone de una menor trayectoria investigadora, ya que, hasta ahora, la investigación no se ha identificado como una fuente de ingresos y ha sido financiada por el sector público. Si se desea seguir una carrera más investigadora, aconsejo el sector público, pero si se persigue una enseñanza más ajustada a las necesidades del mercado, el sector privado», puntualiza.
Algo parecido opina Juan Miguel Gómez Berbis, profesor de Informática en la Universidad Carlos III. «Las ventajas de la universidad pública son la calidad, la búsqueda de la excelencia y, sobre todo, que son las únicas que se dedican a la investigación y que actúan como un polo de innovación. Su desventaja, sin embargo, es que tiene una cierta desconexión con las necesidades de la empresa, por ese mismo motivo, porque se centran en investigación básica y en titulaciones 'clásicas'». Al final, elegir entre una universidad privada o una pública es una cuestión de balance y de intereses personales.
Fuente: Gonzoo